Hace tiempo que la sección de anecdotario la tenia un poco olvidada, a pesar de que se que se trata de una de las secciones que mas gusta a los seguidores de este blog. Al titular con el añadido (II) esta entrada quiere decir que es continuación de la (I) que pueden consultar pinchando en este enlace.
Hoy voy con otra anécdota de la importancia de elegir notario, con la diferencia respecto del caso tratado en la versión (I) de que afortunadamente, se eligió notario por quién tenía derecho a ello, porque de no haber sido así, realmente no se que habría pasado, pero seguramente nada bueno.
LOS HECHOS.
Hace unos días acudió a mi despacho una pareja joven con el propósito de otorgar unas capitulaciones matrimoniales. A raíz de la conversación que tuvimos con ellos y de lo que pretendían, le añadimos al mero pacto de separación de bienes, algunos detalles de nuestro repertorio.
Debieron quedar contentos, porque un rato largo después de haberse ido del despacho retornaron, dándonos las gracias por nuestra atención y nos preguntaron debido a que dentro de unos días tenían que comprar una vivienda, que si podían hacer la escritura con nosotros.
Nuestra respuesta fue, evidentemente, afirmativa, a la par que útil para explicarles el derecho de elegir notario, en qué consiste, como se consigue y las grandes ventajas que ello comporta.
Después de esta conversación, acudieron a su oficina bancaria, para decir que la operación debía de firmarse en nuestra notaría.
La primera reacción del empleado bancario, según nos cuentan, fue que no se podía, poniendo algunas de las tan consabidas excusas, cuyo repertorio pueden consultar en esta entrada del blog.
Se debieron poner serios frente a la entidad bancaria, explicando que no era una sugerencia sino una decisión, y de hecho al cabo de unos minutos teníamos la documentación en mi despacho, para preparar la escritura de compraventa e hipoteca.
EL DESENLACE.
Esas dos escrituras se ha firmado hoy. El empleado del banco han entrado, con cierto aire de suficiencia, y antes de decir buenos días, ya había explicado, sin que nadie se lo preguntase, que todas las operaciones que él gestionaba para el banco se firmaban con su notario, y casi le debíamos dar gracias, por haberse prestado a venir a nuestro humilde despacho.
Las cosas se han puesto tensas, por unos problemas con los vendedores, a los que el banco de los compradores, exigía una retención del precio, a su juicio del todo desorbitada, para proceder a la cancelación de las hipotecas (ya pagadas) que gravaban la finca que vendían.
Estos vendedores eran también profesionales de banca, y puedo decir que la tensión cortaba el ambiente, hasta el punto de que el empleado de la gestoría del banco, llega a decir, esto no se va a firmar!!.
La situación para los compradores, una pareja joven, que solo deseaba adquirir su hogar, era de absoluta incredulidad, rompiendo la mujer a llorar, pues no entendía como por una situación ajena a ella, podía frustrarse una operación.
En ese momento el empleado de banca, recurre al notario, es decir a mi, para intentar poner luz en toda la situación, pues es muy normal entre aquellos que frecuentan las notarias, que cuando ya no saben que decir, su última bala, sea “…pues que se lo explique el notario!!”.
Efectivamente, lo he explicado, hemos acercado posturas, hemos planteado algún pequeño matiz en el documento donde se recogía la provisión de fondos que se hacía a los vendedores para la cancelación de la hipoteca, y uno poco más tarde del horario habitual se ha firmado la compraventa y la hipoteca.
LA REFLEXIÓN.
La reflexión final que les he hecho a los compradores:
¿os imagináis vuestra situación en caso de haber ocurrido todo esto en un despacho notarial, al que era la primera vez que acudías, y donde no conocías ni al oficial ni al Notario?.
Su contestación ha sido: en adelante todos nuestros asuntos los haremos con usted.
Leganés a 30 de julio de 2018.