No voy a hacer una gran reflexión teórica sobre el derecho a elegir notario, pero si anticipo que lo que voy a explicar en estas líneas en un caso totalmente cierto, que pone de manifiesto los riesgos que pueden derivarse de que el Notario que autorice cualquier tipo de documento no sea elegido por la persona que tiene derecho a ello, que como he repetido tantas veces en este blog, en el caso de contratación con empresas inmobiliarias y entidades financieras será siempre el consumidor.
Debemos de remontarnos al año 2009 cuando una persona cercana a mí, decide comprar una casa de gran lujo con dos plazas de aparcamiento a una empresa inmobiliaria muy asentada en la ciudad de Lleida y con intereses en otros muchos ámbitos.
Como no tenía el dinero efectivo para hacer frente al pago, pero estaba a la espera de la venta de su casa, llegó a un acuerdo con los vendedores, consistente en pagar las plazas de aparcamiento, el IVA de toda la compra, y dejar aplazado el pago del precio la vivienda a dos años, pensando que en ese periodo vendería su propiedad actual y con su importe dejaría liquidada la deuda. Como garantía se estipuló que la falta de pago de precio implicaría la resolución de la venta, es decir que la vendedora recuperaría la vivienda vendida.
Y efectivamente, pasó lo que nadie quería, que la persona cercana a mí, no vendió su vivienda, y como consecuencia de ello no pudo pagar el precio de la vivienda nueva, por eso al cabo de un tiempo la inmobiliaria vendedora, le dijo que había que tirar para atrás toda la operación, tal y como se había pactado, y le citan para firmar una escritura en su notario, anticipándole un borrador.
Por la confianza que tiene conmigo y en una reunión en la que estaba presente su hijo, economista bien formado, le digo que el borrador de la escritura no es correcto porque se está ejercitando la resolución sobre la vivienda y las plazas de aparcamiento, y no exclusivamente sobre la vivienda que era lo correcto, pues las plazas de aparcamiento estaban pagadas. Me dice que la persona de la empresa vendedora no entiende ese argumento, y la amenazan con que tiene que firmar esa escritura sí o sí y en esas condiciones. Por ello se presenta en la Notaría, en la que es metida en una sala con los dos representantes de la empresa inmobiliaria, momento en que aparece el Notario y se limita a decir ¿todavía no están de acuerdo ustedes?. No es que presuma ninguna mala fe del Notario, pues seguro que pensaba que era otra operación de las habituales de su cliente (la inmobiliaria), es decir una compraventa en la que se estaba cerrando algún detalle.
Al final, la persona cercaba a mí consigue convencer a los dos representantes de la empresa inmobiliaria, y que la operación se firme tal y como yo le había dicho, que era la única posible. La diferencia estaba en que si no se hacía así, además de la vivienda perdería 80.000 euros, que era la cantidad en que se habían valorado las dos plazas de aparcamiento.
Dicho esto, voy a donde quería ir desde el principio que es la importancia de elegir notario. Pues bien, de lo expuesto resulta en primer lugar que el oficial que preparó el borrador de escritura, en base a los criterios de la inmobiliaria, no analizó el estado de cargas de las fincas, pues ese documento propuesto era contrario a la información registral. De forma muy gráfica y para que se entienda, no se puede ejercitar una resolución por unas cargas inexistentes, y como hemos señalado las plazas de aparcamiento no estaban afectas a la condición resolutoria. En segundo lugar, el Notario solo tuvo conocimiento del asunto, en el momento de la firma, en ningún momento previo realizó actuación profesional alguna, ni siquiera de control sobre el trabajo de su oficial.
Se puede decir que la persona cercana a mi no tuvo al final ningún problema, lo cual es cierto, pero si quiero manifestarles la situación de nervios, desgaste e incertidumbres que tuvimos que vivir durante todo el periodo de negociación, que se extendió durante más de un mes, y que se podría haber evitado, si simplemente se le hubiese permitido acudir a un notario de su elección, que sin merma de mi imparcialidad hubiese explicado a ambas partes, las consecuencias y alcance de lo firmado en su día, y propuesto una solución con arreglo a derecho.
Yo por todas mis gestiones y actuaciones no cobré nada, aunque eso sí, pude celebrar las navidades con un magnífico pata negra, que un mensajero me dejó una mañana en mi casa.
Solo quiero terminar diciendo que a pesar de que se suele decir que son los bancos quienes impiden la libre elección de Notario, tanto o más que ellos son algunos notarios, cuya labor principal se basa en buscar complicidades con bancos e inmobiliarias, para que les lleven a ellos sus escrituras, haciendo omisión de los deberes reglamentarios y deontológicos que deben inspirar su actuación.